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viernes, 24 de abril de 2009

Valencia 3-Sevilla 1

Los errores individuales sentenciaron al Sevilla en Mestalla. Los aprovechó el Valencia, que no tuvo recursos hasta poco antes del descanso. El Sevilla comenzó arrollador, metiendo al Valencia en su área, y Escudé se elevó magistralmente en un córner para hacer justicia. Los de Jiménez estuvieron muy cómodos durante más de cuarenta minutos, pero en dos minutos cambió todo. Adriano fue expulsado por una falta innecesaria sobre Villa en el centro del campo y Escudé cometió un penalti tras llegar demasiado tarde. Villa no perdonó. En la segunda mitad, cuando parecía que había pasado lo peor, Fernando Navarro sacó la mano a pasear e hizo un penalti absurdo, en lo que fue el colmo. Mata agradeció el regalo.
El arbitraje de González Vázquez fue peculiar: se enredó en lo trivial y acertó en lo trascendentalEl arranque del Sevilla no hacía presagiar lo que sucedería después. Fue un equipo valiente, pisando de forma constante el campo del Valencia. No se detuvo hasta que marcó. Lo hizo antes de los diez minutos, en un cabezazo soberbio de Escudé. Después, entre Perotti y Kanouté se bastaron para meter en mil problemas a la defensa ché. Tantos problemas tenía el Valencia para hilvanar que Mestalla amenazó con alguna protesta. El único problema que se encontró el Sevilla en esos momentos fue que se cargó de tarjetas. El arbitraje de González Vázquez fue peculiar: se enredó en lo trivial, con tarjetas que se pudo haber ahorrado, y acertó en lo trascendental, es decir, la expulsión y los dos penaltis.
Todo cambió en un par de minutos. Villa dio salida a una contra del Valencia y Adriano le derribó de forma contundente. El árbitro le expulsó directamente, aunque ya estaba amonestado y con una amarilla también habría visto el camino de los vestuarios. En la siguiente jugada, Mata se llevó un balón en el área y Escudé llegó tarde, sin freno. Villa engañó a Palop en el lanzamiento. Todo el buen trabajo del Sevilla y el malo del Valencia quedaron equilibrados por un par de acciones decisivas.
La expulsión no hizo que el Sevilla se echara demasiado atrás, salvo en los últimos minutos. Lejos de eso, durante un buen rato tuvo un planteamiento similar al del primer acto, con la lógica limitación de jugar con diez. El Valencia aprovechó los espacios para hacer daño. Palop hizo dos paradas fabulosas y Villa estrelló un balón al palo. El Sevilla, no obstante, aguantó en pie. Los peores momentos parecieron haber pasado cuando Emery sustituyó a Villa, mermado por unos calambres.
El Valencia insistió y encontró un nuevo error sevillista al que agarrarse. Un centro cualquiera lo tocó Fernando Navarro con la mano
El Valencia insistió y encontró un nuevo error sevillista al que agarrarse. Un centro cualquiera desde la izquierda lo tocó Fernando Navarro con la mano. Hasta él se debió sorprender de la forma en la que sacó el breazo a pasear. Con Villa fuera de combate, Mata asumió la responsabilidad y también engañó a Palop. En el correcalles final Pablo Hernández, sensiblemente mejor que Joaquín en el rato que estuvo en el campo, hizo el tercero.
La resurrección del Valencia parece una realidad, con doce puntos en los cuatro últimos partidos, mientras el Sevilla pierde gas. La próxima estación es el Camp Nou, sin Adriano ni Palop. Casi nada.

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